La misteriosa ciudad perdida Z,
en la selva amazónica de Brasil
Un hecho increíble conmociona a los pilotos de las aeronaves que circundan la Amazonía brasileña.
Todos los que sobrevuelan la región saben que en el triángulo formado por las regiones de Porto Velho Santarém Manaus, se divisa constantemente una gigantesca y fantástica ciudad, apodada por los pilotos como la ciudad de Buck Rogers o la ciudad del año 3000, aunque un explorador británico, que desapareció en una expedición hacia este lugar, la llamó Ciudad Z.
Esta increíble ciudad, que parece venir del pasado o posiblemente del futuro, aparece inesperadamente en el campo visual de los aturdidos pilotos, como un espejismo diabólico. Y luego, como si se tratara de una trampa perversa y letal, les ofrece una enorme pista longitudinal, ¡como si les invitara a aterrizar! Es una construcción del futuro; no hay palabras para describirla, asegura uno de los pilotos que la observó
Incluso hubo uno de ellos que aceptó valientemente el reto que suponía la enigmática ciudad: Al avistar la extraña metrópolis, dotada de una enorme pista longitudinal, inició el procedimiento de aterrizaje y se preparó para aterrizar en ella, evitando por poco chocar con las enormes copas de los árboles, pues cuando activó los flaps para completar el aterrizaje y el avión comenzó a descender, la imagen de la enorme ciudad con la pista de aterrizaje se desvaneció.
Otros hechos curiosos ocurren en la misma región, donde se han avistado OVNIs persiguiendo vuelos en múltiples ocasiones, siendo algunos de estos casos grabados en vídeo por los pilotos de los correspondientes aviones.
Debido a su gran destreza, experiencia de vuelo y reputación en las empresas para las que trabajan, los testimonios de estos pilotos son muy valiosos.
La expedición para encontrar la ciudad Z
En 1925, Percy Harrison Fawcett, un militar británico, encabezaba una expedición en busca de la enigmática Ciudad Z cuando desapareció sin que se volviera a saber nada de él.
Fawcett pasó muchos años buscando la legendaria ciudad atlante en las selvas brasileñas, y el 25 de mayo de 1925 escribió a su mujer una última carta en la que le decía que se encontraba en el campamento de Caballo Muerto, donde había muerto su caballo, y que estaba cerca de una cascada desde la que se fijaría el rumbo hacia su destino final.
Le acompañaban su hijo Jack y el fotógrafo Raleigh Rimell, y en la carta aseguraba a su esposa Nina que su viaje sería un éxito y que la ciudad que buscaba era una realidad. El coronel Fawcett y sus colaboradores no volvieron a ser vistos ni a saber de ellos, y su paradero sigue siendo un misterio hasta hoy.