El increíble caso de las Caras de Bélmez
La gente suele reconocer animales, personas e incluso el rostro de Jesús en los lugares más inesperados, y este fenómeno se conoce como pareidolia. El caso de las Caras de Bélmez, sin embargo, dista mucho de encajar en esta explicación. Todo comenzó en España en la década de 1970, cuando los habitantes de una casa de la pequeña localidad de Bélmez observaron un rostro humano tallado en el cemento de la chimenea de la cocina.
Un joven encontró la primera cara, y pronto más figuras con forma de rostro fueron descubiertas por toda la casa. Incluso después de lavarlas a fondo, las supuestas caras aparecían y desaparecían con regularidad. Cuando la familia propietaria de la casa intentaba limpiar las caras, éstas adquirirán un aspecto lúgubre, como si estuvieran llorando o pidiendo clemencia a la familia.
Los propietarios de la casa demolieron la chimenea y construyeron una nueva, sólo para descubrir un nuevo rostro en el suelo una semana después de haber terminado la obra. Las excavaciones en la residencia revelaron una tumba con huesos humanos debajo de la estructura, y los extraños rostros siguieron apareciendo incluso después de que la chimenea fuera destruida y reconstruida numerosas veces.
Según algunos historiadores locales, el lugar donde se construyó la casa fue en su día un cementerio medieval de gitanos, que no eran considerados ciudadanos en aquella época y fueron masacrados durante la Santa Inquisición, que fue especialmente dura en territorio español durante los siglos XVI y XVII, provocando la muerte de miles de personas.
Investigadores y expertos, escépticos o no, llevan más de 30 años investigando el caso de la aparición de los rostros, y los exámenes minuciosos de las superficies en las que aparecieron han revelado que no eran pinturas sobre hormigón como se creía. El caso sigue sin resolverse, lo que ha llevado a los científicos a especular que podría ser el suceso paranormal más importante del siglo XX.